martes, 19 de febrero de 2013

Página 5

De nuestra primera vez...

...yendo a clase. Sí, el título era más bien para llamar la atención, y ahora que la he captado un momento, sigo con el tema real. En esta página de nuestro 'diario' particular voy a hablaros de lo que suele representar un primer día de clase para cualquiera y, cómo no, de la forma en que yo vivo estas cosas.

El primer día. Lo venimos viviendo desde que teníamos menos de tres años, cuando nuestros padres nos acompañaban a la guardería y, probablemente, tuvieron más de una dificultad al esperar que los dejáramos marchar sin más. Ironías de la vida, ahora somos nosotros quienes se marchan por su propios pie y ellos a los que les cuesta un poquito más vernos ir. También el colegio estaba plagado de primeros días, y rara es la persona que al principio de cada trimestre no pasaba una noche de todo menos reparadora, justo el día antes de comenzar las clases: ya fueran los nervios, la costumbre de acostarnos más tarde que durante el curso o cualquier otra cosa, al día siguiente no era fácil encontrar mucha gente que hubiera dormido a pierna suelta.

Pero eso no se limita al colegio. El instituto (hace no mucho), ahora la universidad y, más pronto de lo que me parece en estos mismos instantes, el trabajo, sea donde y cuando sea, también van a tener que empezar con un primer día único y particular. La vida avanza, crecemos, y muchas veces no perdemos ese gusanillo, ese 'nosequé' que nos mantiene despiertos más tiempo del que deberíamos estarlo (si queremos dormir el tiempo suficiente como para no babear sobre apuntes o libros, claro).

En cuanto a mí, era, soy y seré uno de tantos que no saben encontrar el sueño el día antes ya no solo de un 'primer día', sino de cualquier cosa importante, como Selectividad (de la que probablemente hable pronto, ya que la tengo reciente y hay algunos de mis mejores amigos no muy lejos de enfrentarla) o el primer viaje en el que te vas a montar en un avión. Esta última una experiencia que, por cierto, me encantó. Volviendo al tema de los primeros días, no hay que  forzarse a dormir si nuestro cuerpo y nuestra mente no quieren. Básicamente, porque no sirve de nada. Relajarnos con unos minutos de radio, un libro, hablando con un amigo, o con lo que quiera que se nos ocurra, es mejor que agarrar la almohada como si quisiéramos estrangularla más que convertirla en nuestra compañera de cama. Así lo veo yo, que al fin y al cabo encontré mi corto favorito ('Crush', del año 2000, del que os hablaré más pronto de lo que pensáis) a las 11 de la noche anterior a mis tres primeros exámenes de Selectividad. Y para ser sincero, si eso me influyó en los exámenes del día siguiente, dormir mucho no es completamente necesario para afrontar un examen en condiciones. Pero sí recomendable.

En fin, muchas gracias una entrada más por estar ahí, y especialmente os lo agradezco a todos aquellos que me habéis dicho que os gusta mi forma de escribir. Gracias a vosotros sigo trabajando en un sueño como éste. Muy pronto escribiré una página hablando de mi libro favorito (o la saga entera, ya veremos), y después, más con temas que espero que os interesen, como los que he mencionado hoy y muchos otros. El amor y el romanticismo entre ellos, cómo no. Eso siempre. Mientras tanto, hagáis lo que hagáis, disfrutad.

Soñad :)