domingo, 31 de marzo de 2013

Página 10

De qué hacer cuando te rompen el corazón

Creo que la mayoría hemos pasado por algo así, y sabemos lo poco agradable que es. Lo primero que tenemos que hacer es tener las cosas claras, pensar si merece la pena luchar más; una vez que sepamos eso, si por desgracia la respuesta es 'mejor dejo de luchar y de hacerme más daño'...pues no tienes más que seguir leyendo.


Una de las cosas más importantes es saber cuándo hay que estar solo y cuándo no. Quiero decir, es perfectamente comprensible querer pasar algún tiempo solo y enfrentarte a tu propia manera a algo así de doloroso, pero también hay momentos en que los amigos ayudan como nadie. O bien porque son los mejores psicólogos, o bien porque son los mejores magos: hacen que durante unas cuantas horas tus problemas desaparezcan de tu cabeza por completo. Por supuesto, al principio pensarás más de lo que deberías en ello, pero eso es normal. También lo es hablarlo con tu mejor amigo, quizás con tu madre, o con quien te apetezca hacerlo. El caso es elegir pocos confidentes, y elegirlos bien. Alguien que, aunque vayas a 'desnudarte' al hablar en un momento de fragilidad, sea una tumba y sepa entenderte como si fuera a él a quien le hubieran partido el corazón.


El contacto humano es de lo más importante. Pero, ¿dónde te refugias tú solo? Pues eso es lo bueno, las opciones son muchas. Porque una canción te puede levantar el ánimo en más situaciones tristes de las que piensas. La música amansa a las fieras, sí, pero también duerme tus demonios, despierta los duendes que llevas dentro y te llena de vida. Da igual que sea una canción de amor con la que nos identifiquemos totalmente (soltar unas lágrimas de vez en cuando no hace ningún daño) o una de lo más animada, que nos transmita su ritmo y lo convierta de paso en nuestro estado de ánimo. 


Lo mismo pasa con un buen libro, de cuyos personajes podemos caer completamente enamorados y cuyas historias nos pueden alejar de la propia. O con una película (¿quién no ha salido alguna vez del cine, o del salón de casa, o de su portátil, con ganas de parecerse al protagonista de alguna película que le haya llegado a los más profundo?) o una serie (que nos permiten ver cómo sus personajes evolucionan, y, a veces, sufren como nosotros, con lo que nos podemos identificar con ellos). Escribir es otra buena vía de escape, así como el deporte: después de un buen partido de baloncesto o una hora de bicicleta, uno se da una buena ducha y parece una persona nueva. Hasta se piensa con más claridad.

Lo dicho, opciones hay muchas. Y nuestras fuerzas y debilidades están en nosotros mismos. Porque a veces somos nuestro peor enemigo, pero también podemos ser lo contrario. Cada uno es lo fuerte que quiere, dentro de que en la vida a todos nos van a pasar cosas buenas y cosas malas. Y yo sé que tengo unos lectores más fuertes que una piedra, así que...¡no me decepcionéis...!


¡...y soñad!




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