domingo, 5 de mayo de 2013

Dos chicos

Llevaban meses hablando, pero ninguno era consciente de lo que estaban creando.

Todo empezó un día que caminaban solos, al rozarse las manos. Al momento las apartaron.

Volvieron a estar a solas, y volvieron a rozarse las manos. Esta vez más tarde las retiraron.

Cuando por tercera vez sus manos se tocaron, esa vez no se molestaron, ninguno de ellos, no las quitaron.

Lo que ocurrió la cuarta vez, para el atónito palpitar del corazón de ambos, fue que el roce aumentaron.

Para la quinta vez, los dedos se entrelazaron, los 'te quiero' a los ojos afloraron: el azul de los del uno, el marrón de los del otro, los colores ya no importaron; porque no eran dos, sino uno.
Y se deshicieron las palomas a su alrededor, los colores se secaron; los pisos derrumbados, desaparecido todo ser humano; el azul del cielo ya no se distinguía del de sus ojos, el hielo ahora era agua, la temperatura unos números, no más importantes aquellos que el reloj marcaba, que nada significaban.

Todo se había congelado, pero ya nada importaba: en ese entrelazar de manos, el principio de una larga historia se narraba.

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